Vladimir Franz. Político checo. Aquí tienen su foto.
¿Votarían ustedes a este hombre? En las elecciones checas recién
terminadas ha sido el tercer candidato más votado. El 90% de su cuerpo
está tatuado. Necesitaba 50.000 firmas para ser candidato. En apenas
unos días, consiguió 88.000. En una encuesta entre 61.500
estudiantes obtuvo el 41 por ciento del apoyo. Su imagen concuerda con
su discurso: ya está bien de los políticos de siempre, que nos han
robado y tomado el pelo. Su imagen es la de alguien distinto, que ofrece
algo diferente. Coherencia entre imagen y discurso.
¿Habría llegado hasta ahí con una imagen tradicional? Permítanme que lo dude.
¿Obama
sería Obama si fuera blanco? ¿Apple tendría éxito si sus ordenadores
hubieran diseñados igual que los de las otras marcas? ¿Hugo Chávez?
¿Berlusconi? ¿Lady Gaga? ¿José Mourinho? ¿El Doctor de la serie House?
La
homogeneización de la sociedad es clara y evidente. Quien es diferente,
destaca. Quien busca vender (ya sea una marca o un político, que viene a
ser lo mismo) necesita destacar.
Un ejemplo:
en el año 2003 la
industria del automóvil sufrió una severa crisis. Todos los modelos
bajaron sus ventas. Todos menos uno; el Renault Megane. Un coche que,
para mucha gente, tenía un diseño horrible. El diseñador (y
vicepresidente de la compañía) lo justificó con una explicación muy
clara: "Sabíamos que no le iba a gustar a todo el mundo. Pero sabíamos
que a un importante número de gente sí le iba a gustar. Era un modelo
que lo amabas o lo odiabas. Todos los coches eran iguales. El nuestro
no. Todos dejaron de venderse. El nuestro se siguió vendiendo."
Todos
los políticos son iguales. Al menos el 90%. Traje negro, corte de pelo
de niño bueno, camisa con blanco nuclear. Y discursos escritos y
aburridos, donde la retórica domina sobre la realidad.
¿Busca usted destacar? Sea distinto. Llegará a otro público. Y ese otro públco le ayudará a llegar a otros públicos.